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Monday 27 December | Ámbito Financiero | Pág. 16
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Argentina's government takes a false step with tax reform


In this article published by Ámbito Financiero newspaper in December 1999 we highlight the mistakes made when the government raised taxes at the end of 90’s recession. The government ignored the world experience that states that taxes should be reduced in order to pull a country out of recession. This measure brought about the crisis in 2001. Professor Tisocco was interviewed in the media to explain this phenomenon.


El nuevo gobierno ha dado un paso en falso al lanzar un “shock” impositivo sobre la clase media y particularmente el sector asalariado. Es el cuarto “paquete” en cinco años y, al igual que los anteriores, no amplía el universo de contribuyentes sino que se aumenta la presión sobre el sector de la sociedad cautivo del sistema.

Es sabido que los cambios permanentes en las normas impositivas atentan contra la predecibilidad del sistema, generando incertidumbre y retrayendo inversiones. Al mismo tiempo, provocan un efecto “saturación”, creando en la sociedad una resistencia a los impuestos que no favorece el cumplimiento.

Sorprende la falta de ideas en un gobierno que acaba de asumir y no muestra un plan global en la materia orientado a controlar la evasión fiscal y corregir las distorsiones del sistema que afectan el empleo y la inversión.

 

DESACIERTOS

El shock impositivo es inoportuno, dado que llega en un momento en que el país mostraba las primeras señales de recuperación. Demorar la reactivación significa al mismo tiempo postergar la solución al desempleo que afecta al país. Más impuestos al sector privado implican menos actividad e inversión. También se retraerá el consumo, comprometiéndose las metas recaudatorias del propio ajuste.

Deben eliminarse los impuestos distorsivos creados en la última etapa del gobierno anterior. Para cubrir la brecha fiscal hubiera sido preferible avanzar definitivamente en la reducción del gasto improductivo y que se presentara un plan con propuestas claras para controlar la evasión. Ni siquiera se han enunciado ideas en este sentido, que ayuden a digerir este nuevo ajuste al sector privado.

El aumento está especialmente centrado en Ganancias, donde los efectos son más distorsivos dado que este impuesto es pagado por quienes viven de su trabajo. Se favorece así a los titulares de grandes patrimonios que no trabajan sino que consumen riqueza o disponen de rentas exentas del gravamen. El Impuesto a las Ganancias debe desgravar las inversiones, funcionando de este modo como un impuesto al consumo, dado que la inversión deja de estar afectada por el gravamen.

La imposición a las ganancias, tanto a nivel personal como de sociedades afecta al ahorro y la inversión.

Debe avanzarse en la reducción de impuestos  al trabajo por su significativa influencia en la creación de empleo, especialmente en el casi de mano de obra no calificada donde las posibilidades de sustituir trabajo por capital son mayores. Es éste el sector más afectado por la falta de empleo.

El incremento en el Impuesto sobre los Bienes Personales, de cincuenta por ciento, tampoco alcanza a los sectores de más altos recursos, que acumulan activos en el exterior y tienen acceso a sofisticados mecanismos de elusión no disponibles para quienes quedan atrapados por el sistema al verse afectados sus salarios y bienes que no pueden ocultar a la DGI. A partir de la reforma, paga igual porcentaje quien tiene bienes que apenas superen los $200.000 que quienes disponen de patrimonios millonarios a niveles internacionales.

Se insiste con extender el IVA a la salud, sector en donde el Estado muestra su mayor déficit devolutivo con la sociedad.

 

 

GASTO PÚBLICO Y CRISIS PROVINCIALES

El paquete pone de manifiesto la escasa vocación por reducir el gasto y controlar la evasión.

La crisis de los sistemas provinciales puesta de manifiesto en estos días muestra un país en donde el federalismo fiscal funciona al revés. La centralización de la imposición nos ha llevado a la falta de responsabilidad fiscal en el nivel provincial y municipal de gobierno. A estos niveles se decide el gasto pero no se hace nada para su financiamiento. La descentralización fiscal facilita el control de la recaudación. Este unitarismo económico ha quitado toda responsabilidad a los gobiernos provinciales que no han hecho nada por el desarrollo de sus economías. Aquí está el verdadero desafío que el gobierno no puede eludir. Hasta el momento sólo ha mostrado más de lo mismo.


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